Andrea Cortez Mejía
Introducción
Anualmente, miles de familias guatemaltecas dependen de las remesas familiares provenientes del extranjero como fuente económica principal para su sustento. Esto se ha convertido en un pilar silencioso no solo para la economía nacional, pues, las remesas constituyen el mayor porcentaje del PIB anual, sino también para las familias guatemaltecas, especialmente del medio rural del departamento de Quiché, donde cada día existen menos oportunidades laborales y académicas, que permitan tener condiciones dignas de vida. Para estas familias, las remesas, representan mucho más que dinero, pues componen: la alimentación que se sirve sobre las mesas, medicina para los hijos, padres y abuelos, útiles escolares para los hijos y materiales de construcción.
Las remesas en el actual sistema capitalista pretende hacer de las suyas, promoviendo el individualismo y la explotación. Es por eso que surge la interrogante ¿Qué significado tiene el dinero para las familias del medio rural del departamento de Quiché?, preocupa que esto sea una trampa de dependencia e individualismo, o bien, puede ser una oportunidad para promover un modelo de economía comunitaria, recíproca, donde se puede fortalecer la autonomía y el Utz K’aslemal (el Buen Vivir), mediante políticas prácticas.
Impacto de las remesas en las familias rurales de Quiché
Contexto
El departamento de Quiché, ubicado en la región nor-occidente del país, está habitado por una población de aproximadamente 1.5 millones, de los cuales el 80% está integrado por el pueblo maya, k’iche’, ixil, uspanteko, sakapulteco, entre otros (INE, 2024). Caracterizado como una de las regiones que afronta desafíos estructurales como la pobreza, la desigualdad, el despojo de tierras y el desplazamiento de sus habitantes, como producto del latifundio colonial y el conflicto armado, lo que ha obligado a emigrar a sus habitantes. Por otra parte, representan la resistencia al sistema capitalista, pues procuran las prácticas comunitarias, tal es el caso de los mercados como Cunén, mujeres y hombres venden sus cosechas, artesanías y tejidos, fortaleciendo lazos de solidaridad y comunidad.
En el año 2023, el departamento de Quiché recibió el 8.9% de las remesas enviadas a Guatemala (Carranza, 5 de febrero de 2025), lo que represento el 60% de los ingresos de las familias receptoras, lo que lo coloca en segundo lugar después del departamento de Guatemala, cubriendo la canasta básica de Q3,638, (Solano, 2024). Sin embargo, solo el 29.3% se destinó a inversión, mientras que el 44.8% se destinó en consumo inmediato (OIM, 2024). Los municipios de Quiché con mayores ingresos de remesas son los que superan a su propio PIB, tal es el caso del municipio de Chajul, que recibió más divisas en remesas que su producción local (Carranza, 5 de febrero de 2025).
Impacto de las remesas: Oportunidad y dependencia
Las remesas, en el contexto comunitario de Quiché, se aproximan al Utz K’aslemal o al Buen Vivir, o desde otra perspectiva, nos atan a un sistema que mercantiliza la vida y nos aleja de la reciprocidad, una economía plurinacional con dignidad y autonomía.
En el contexto rural del departamento de Quiché, las remesas representan un alivio económico a las familias receptoras, según testimonios de familias pertenecientes a comunidades del municipio de Cunén, con las divisas que recibieron del extranjero pagaron la escuela de sus hijos, compraron medicina para sus familiares con enfermedades graves y construyeron casas de habitación. Según el Banco Mundial (2024), las remesas han reducido la pobreza rural en un 5% desde 2017, y en Quiché, el 12.3% de estas divisas se destina a salud y educación, mejorando el acceso a servicios básicos. Durante la inflación postpandemia de 2023, las remesas fueron una bendición, permitiendo a las familias comprar alimentos y pagar deudas. En el medio rural del municipio de Cunén, existen madres que logran construir casas con materiales adecuados, gracias a las remesas, dejando atrás las paredes de adobe que las tormentas de invierno destruían.
Por otro lado, si el alivio inmediato que provocan las remesas, también se convierte en una semilla de dependencia, y un desafío para las familias receptoras del área rural de Quiché. Muchas familias han abandonado actividades económicas de producción local que caracteriza al departamento, como el cultivo de maíz, frijol y papas, y el tejido, lo que afecta la producción local, promoviendo el individualismo. Esto fomenta el consumismo de productos procesados y alterados, poco saludables, promovidos por el sistema neoliberal en el mercado. Esta dependencia representa un peligro, debido a que, el factor de las fluctuaciones económicas del país, en este caso Estados Unidos, el principal país a donde migran miles de guatemaltecos, puede poner en riesgo esta fuente de ingreso, exponiendo a las familias y comunidades rurales a nuevas formas de vulnerabilidad.
En otros aspectos, las remesas no constituyen un privilegio para quienes las reciben y mucho menos para quienes las ganan en el extranjero, pues representan el trabajo esclavo como producto de la exclusión y desigualdad que el mismo sistema ha provocado, según el Consejo del Pueblo Maya (2022) “la vida no está situada con centralidad en la economía, precisamente porque la estructura de la economía es demasiado desigual, al grado que estamos perdiendo la vida por tener que ganárnosla. La desigualdad es la norma en este país” (pp. 91).
Factores que perpetúan la dependencia
Según el Consejo del Pueblo Maya (2022), el racismo es una principal estrategia funcional para controlar el modo de vivir de los pueblos, y despreciar el valor del trabajo indígena. Esto conduce a dejar de producir sus tierras por el hecho de “no generar la suficiente plusvalía”, que por cierto, las dejan de producir, porque también son tierras de baja vocación agrícola, como consecuencia del despojo y desigualdad en la distribución de tierras, “la desposesión de tierra y territorio de las comunidades indígenas está en el corazón de esta desigualdad. A pesar de ser naciones originarias, los pueblos indígenas hoy somos los que menos acceso tenemos a las tierras” (Consejo del Pueblo Maya, 2022, p.86). La mayor parte de tierras y con mejor vocación agrícola se concentra en pocas manos, de familias privilegiadas o de mafias influyentes en el país.
Además, la falta de educación financiera perpetúa la dependencia, ya que pocas familias saben cómo invertir en proyectos sostenibles.
Una señora originaria del municipio de Cunén, cuyo esposo ha emigrado a Estados Unidos, madre de dos hijos, comenta con un cúmulo de sentimientos, que su esposo tuvo que abandonar su trabajo de guardia de seguridad de una agencia, en busca de mejores condiciones de vida para sus hijos, esposa y padres; simultáneamente sonríe al mostrar su nuevo telar, adquirido con remesas enviadas por su esposo. Por otra parte, lamenta que sus hijos usen ese dinero solo para comprar comida rápida y artículos innecesarios, en lugar de invertir, aprender algún oficio o producir las pocas tierras que tienen, han olvidado que la tierra es nuestra verdadera riqueza.
Así Asimismo, hay que reconocer que quienes administran este Estado, no procuran crear políticas que estimule las diversas formas de economía comunitaria y campesina, donde existan empresas familiares, comunitarias e indígenas.
Hacia una economía plurinacional
Las remesas y la tierra se han convertido en una fuente de poder económico para las familias del departamento de Quiché, pues quien posee más tierras, tiene mayor capacidad de producir o adquirir más bienes inmuebles, lo mismo sucede con las remesas, sin embargo, si estas no son producidas o aprovechadas, fundamentalmente desde la conexión con las raíces de una economía comunitaria, estas se convierten únicamente en un bien de posesión.
Para el aprovechamiento de las remesas es necesario acabar con el tutelaje de este Estado colonial, que mediante “políticas públicas económicas” pretenden resolver los daños que por más de 500 años ha causado y han provocado que muchas familias busquen otros horizontes fuera de estas fronteras, alejándose de su comunalidad únicamente para caer en un sistema de explotación laboral igual o peor, pero visto por muchas familias como: “mejores oportunidades de vida”.
El Consejo del Pueblo Maya, propone una economía plurinacional que desmercantilice, democratice y descolonice, centrada en el Buen Vivir y el reconocimiento de los derechos de la Madre Tierra. En Quiché, en este marco, las remesas pueden ser útiles para fortalecer nuestra soberanía alimentaria, no para comprar productos importados que debilitan nuestras cosechas, o productos procesados que dañan la salud, las remesas deben servir a la justicia social, fiscal, reparando siglos de exclusión, estas deben ser herramientas de desarrollo económico sostenible, fortaleciendo la autonomía de las comunidades, especialmente de las familias receptoras de remesas.
Es necesario promover y enseñar a las familias receptoras cómo invertir las remesas recibidas en proyectos productivos para sus propias familias y su comunidad, tras el desarrollo de trabajos colectivos, con el objetivo de sostener un futuro, no centrarse únicamente en el consumo. Esto revitalizaría los mercados agrícolas, textiles y cooperativas agrícolas, asegurando que beneficien a toda la comunidad, lo que combate el individualismo al fomentar la reciprocidad, trabajo colectivo y producción sostenible, pueden representar herramientas de empoderamiento de comunidades rurales.
Las remesas no solo deben llenar estómagos, bolsillos, casas y que se refleje únicamente en lo material, pues no debe enfocarse únicamente a la satisfacción de necesidades inmediatas, sino circular dentro de la economía local, fortaleciendo los mercados locales y generando empleos; que sean semillas para una economía plurinacional, y que honre nuestra conexión con la Madre Tierra. Para ello, la economía comunitaria y solidaria, debe ir de la mano con la economía circular, para fortalecer un modelo de comercio justo y sostenible.
Conclusión
Las remesas representan un alivio inmediato a la pobreza e incalculables necesidades que atañe a muchas familias de las comunidades rurales de Quiché, pero también un desafío, pues al ser utilizadas únicamente para el consumo y alivio inmediato de las necesidades, conduce al consumismo y a la dependencia económica. Lo que limita la producción local y sostenible. Es crucial realizar un cambio de percepción y romper el ciclo de dependencia de las remesas precisamente en el área rural y buscar herramientas de empoderamiento de las comunidades, para fortalecer la economía comunitaria, solidaria y sustentable, que desmercantilice la vida, descolonice las prácticas de este sistema neoliberal, para construir una realidad que beneficie a los que reciben las remesas como a los que las trabajan para el Buen vivir de los pueblos.
Referencias Bibliográficas
Consejo del Pueblo Maya. (2022). Cuatro pactos necesarios para la construcción de un Estado Plurinacional en Guatemala: Propuestas para debatir.
Banco de Guatemala. (2024). Remesas familiares 2023. https://www.banguat.gob.gt/
Banco Mundial. (2024). Guatemala: Panorama general. https://www.bancomundial.org
Instituto Nacional de Estadística. (2024). Encuesta Nacional de Condiciones de Vida ENCOVI 2023. https://www.ine.gob.gt
Solano, L. (2024). Remesas: Ritmo creciente supera al total de exportaciones. El Observador GT. https://elobservadorgt.org/2024/08/21/remesas-ritmo-creciente-supera-al-total-de-exportaciones/
Carranza, G. (5 de febrero de 2025). En cinco municipios las remesas superan lo que generan con su producción local. Ojo con mi Pisto. https://www.ojoconmipisto.com/en-cinco-municipios-las-remesas-superan-lo-que-generan-con-su-produccion-local/